PANTONEMAGENTA

Pacífico Guatemalteco: Playa El Paredón

Desde hace unos años, para época de verano, acostumbramos a viajar antes o después de Semana Santa, preferiblemente antes y así disfrutar de los lugares tal cual son, limpios, tranquilos y relajados sin verse afectados por la turba que suele visitar los lugares en esa época específica.


La playa fue nuestra primera opción y en búsqueda de un oasis zen, decidimos que nuestro destino, sería El Paredón en el Pacífico a tres horas (100 kms aprox) de la Ciudad de Guatemala, por tierra y siguiendo las indicaciones de Waze: El Paredón, Buena Vista, Sipacate. Y como referencia queda yendo camino a Juan Gaviota / Marina del Sur.

Es un pueblo muy tranquilo, con una playa hermosa, súper relax, con olas espectaculares que hacen que el lugar se haya convertido en un spot importante de surf en Guatemala. A simple vista, hay tantos lugareños como surfistas extranjeros en búsqueda de la ola perfecta.


En un extremo de la playa están los hostales para surfistas y del otro extremo, encontramos la casa ideal para lo que buscábamos, una casa privada donde estar tranquilos, alejados de la bulla, donde pudiéramos disfrutar de la playa y la piscina en familia y en paz, 100% relax.

La casa la descubrimos en Airbnb, herramienta que utilizo desde 2,011 y comparto el link de la propiedad aquí. Muy cómoda con espacio de sobra, 2 bungalows y la habitación principal extra grande en el segundo nivel del rancho principal con vista al mar, una cocina básica para cocinar que nos funcionó bien y sobre todo playa y piscina que era lo que buscábamos. En el caso de extranjeros, es importante destacar que la casa no cuenta con wifi y otro dato importante que para nosotros no nos afectaba (porque no nos gusta y nos hace mal, tanto que ni en nuestra casa lo utilizamos) es que no hay A/C, hay muchos ventiladores y nosotros era lo que necesitamos y nos gusta, así que para nosotros fue perfecto.

Si no logran accesar con el link, pueden buscar el listing desde el app, bajo este nombre.

El Paredón es un pueblo pequeño, cosa que nos encanta y es lo que buscamos, joyas tranquilas por descubrir, hicimos los desayunos en casa y algunos días almuerzo o cena afuera, no hay tantos lugares y tampoco fue tan necesario porque llevábamos suficiente comida y compramos mariscos frescos para cocinar en casa.

Estos fueron los lugares que visitamos para comer:

Soul Food Kitchen

Un restaurante con un ambiente muy acogedor, sobre todo de noche. Se especializan en curry y noodles. Los Malaysian Noodles con salsa de manías y camarones estaban muy buenos. Un lugar tranquilo para comer relajadamente.

Zicatela

¡Gracias a Dios por este lugar donde nos quitamos el antojo de tacos de camarones con costra de queso! deliciosísimos y el servicio excelente, el staff es súuuper amable, todo lo que uno desea.

Dosha

El único restaurante vegetariano y ayurveda del lugar, ¡exquisito! comida para la barriga y el alma, Jorge estaba en su salsa y comimos delicioso. Tacos de hongos con tortillas de plátano, Hawaiian Burger, Buddha Bowl… perfecto.

Pakalolo

LA heladería del lugar, con gelatos artesanales fabulosos. Todos los días salimos por nuestro respectivo heladito diario. El de mora con jengibre y el de Lychee fueron nuestros favoritos.

Nos quedamos con dos lugares pendientes, Olivia Artisan Pizza que está en el mismo lugar que Dosha y Pakalolo que ya no tuvimos tiempo y además hicimos pizza en casa y el Chef in Flip Flops que es un pop up de comida local del día que no estaba abierto los días que fuimos, pero seguro volveremos y nos quitaremos las ganas.

Dos cosas importantes a tomar en cuenta, prácticamente en ningún lugar aceptan tarjetas de crédito, solamente se acepta efectivo. En algunos lugares no se admiten niños, fuimos a comer a Driftwood Surfer, moría de antojo por Fish & Chips y a Mellow y efectivamente no pudimos por Carmela, lo cual está bien, yo aunque soy mamá de una niña pequeña, no soy tan fan de los lugares donde hay muchos niños, no es mi estilo, por eso Carmela es como una señora que se sienta a la mesa, come como adulto y disfruta una sobre mesa de tres horas… no digamos si no fuera mamá… y precisamente así es el lugar, un lugar relajado, tranquilo, oasis de relax.


Fue un viaje paradisiaco maravilloso, descansamos y disfrutamos muchísimo. Era justo lo que necesitábamos.