Desde que me fui de la casa de mi mamá, a los veintipico años, como adulto independiente que desea hacer su vida fuera del nido familiar primario, decidí que no podría vivir en un lugar más allá de mi capacidad personal de limpiar, en esa época era más mi capacidad de pagar, pero aún así cuando afortunadamente el presupuesto no era el único factor importante, decidí que “si el presupuesto no fuera importante” no viviría en un lugar más allá de mi capacidad personal de limpiar, que si algún día el dinero no fuera un factor influyente (el día aún no llega y menos en esta cuarentena hahaha!!!) aún así no viviría en un lugar tan grande, en dado caso el presupuesto infinito (imaginario) lo invertiría en acabados, decoración y ubicación, o sea que si el día soñado llega, mi apartamento será del mismo tamaño pero en Le Marais en París! amén!
Mientras me bajo de la nube de mis sueños parisinos, aterrizo y disfruto de mi decisión que en esta época de cuarentena ha sido de las decisiones más sabias que he hecho en mi vida, porque si viviéramos en un lugar más grande, limpiar sería un gran dolor de cabeza, y eso es lo que menos necesito ahora… y siempre.
Primero que nada, después del tamaño de nuestro hogar, lo más importante, si se tiene pareja, esposo, compañero de vida lo indispensable para mi, es que haga su trabajo como adulto responsable de si mismo y del espacio que cohabita, por lo que si no lo han leído, les comparto el link de uno de mis posts favoritos de la vida de este blog: En nuestra casa, mi esposo no me ayuda, hace su trabajo. Porque eso de “ay mi esposo no me ayuda” primero, no es que no ayude, sino que es una persona irresponsable y servida que no hace el trabajo que le corresponde en la que es también su casa… y si el problema de la limpieza me da dolor de cabeza, este otro me da como descomposición de estómago.
En fin, en un ambiente normal donde cada quien hace el trabajo de casa, que es bueno para todos y forma parte del bien común de un hogar, les comparto estos artilugios que hacen el trabajo mucho más fácil, porque si de algo disfruto en esta vida, es de no complicarme, que aquí no hay ni habrán Cenicientas ni doncellas que se tiren a fregar los pisos a mano ni a sufrir… y éstos aparatos sirven precisamente para esa causa:
iRobot Roomba: ya los imaginábamos con The Jetsons o Los Supersónicos (en español), estos robots automatizados dedicados a limpiar solitos, era todo un sueño hasta el 2,002 que fueron inventados, yo pude conocerlos en el 2,008 que viví una temporada en Estados Unidos y me pareció uno de los mejores inventos que pudieran existir y que caían como anillo al dedo a mi estilo de vida, hace un par de años haciendo el supermercado nos topamos con ellos en un pasillo y mis ojitos del gato con botas, hicieron que lo compráramos con Jorge, “¿de verdad funciona?” me dijo… ahora él ama al bendito aparato tanto o más que yo y es él quien me dice los domingos “¿pongo la Roomba?”… los amo! a Jorge y a la Roomba!
En estos días de encierro nuestra inversión se pagó sola, evitando sacarnos la bilis limpiando, se presiona un botón y listo! tampoco crean que la casa queda inmaculada como que fuera quirófano, pero sí queda evidentemente limpia… el dichoso robotío hace muy bien su trabajo.